En el corazón de la majestuosa ciudad de Cusco, entre sus imponentes montañas y vestigios de una rica historia, se encuentra una celebración que cautiva a propios y extraños: el Corpus Christi. Este año, el 30 de mayo, en un jueves marcado por la devoción y la tradición, las calles de esta joya andina se llenarán de color y fervor con el tradicional pasacalle que reúne a todas las imágenes sagradas de la región. Y como parte esencial de esta fiesta, no puede faltar el emblemático plato cusqueño, el Chiriuchu, deleitando paladares y enriqueciendo la experiencia cultural.
El Corpus Christi es una festividad religiosa celebrada por la Iglesia Católica en honor al Santísimo Sacramento. La expresión Corpus Christi es de origen latín y significa Cuerpo de Cristo.
La festividad del Corpus Christi se celebra el jueves siguiente a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que cae en el domingo siguiente al de Pentecostés (es decir, entre finales de mayo y mediados de junio).
En los tiempos del Imperio Incaico, las celebraciones estaban imbuidas de profundo significado religioso y cultural. Desde el venerado Taita Inti, el dios sol, hasta las festividades dedicadas a deidades como la diosa Killa o Kuychi, cada ceremonia era un tributo a los ancestros y a las fuerzas de la naturaleza que regían sus vidas. Entre estas festividades, destacaba una en particular: la veneración al Inti, el sol, una celebración que incluía la procesión de las momias de los gobernantes incas como parte de su rito ancestral.
Sin embargo, con la llegada de los españoles y la propagación del cristianismo en la región, estas festividades tomaron un nuevo rumbo. Los colonizadores quedaron impresionados por la riqueza cultural y religiosa de los incas y vieron en estas celebraciones una oportunidad para introducir la fe católica. Así, en un proceso de sincretismo religioso, en 1572 se decidió reemplazar la procesión de las momias con la procesión de santos y vírgenes, marcando el inicio de lo que hoy conocemos como el Corpus Christi Cusqueño.
La festividad del Corpus Christi en Cusco comienza un día antes del día central, con la tradicional entrada de todos los santos. Este evento tiene lugar el miércoles previo y marca el inicio oficial de la celebración. En este día, todas las imágenes sagradas de los diferentes templos y distritos de Cusco se dirigen primero al templo de Santa Clara a lado del mercado San Pedro, luego de reunirse todos los Santos y Vírgenes van en dirección a la Plaza de Armas, donde se encuentra la majestuosa catedral. Son 15 los santos que participan en este pasacalle, cada uno acompañado de su respectiva comparsa, danzas y música que reflejan la devoción de la comunidad. Entre los destacados se encuentran San Jerónimo y San Sebastián, quienes compiten en una emocionante carrera por avenida la Cultural para ver quién llega primero al templo de Santa Clara que se encuentra a lado de la plaza de armas, así como Santa Bárbara, que llega desde la remota provincia de Poroy para unirse a la celebración. Es un día lleno de color, música y fervor religioso, que anticipa la grandiosidad del Corpus Christi en Cusco.
En este día central del Corpus Christi, desde temprano se observa a muchas personas ocupando las graderías de la Catedral al igual que los alrededores de la plaza de Armas.
Los Santos y Vírgenes se encuentran fuera de la catedral para escuchar la misa y comenzar con la procesión por Corpus Christi.
El programa comienza con una Misa Pontifical oficiada por el Arzobispo de Cusco. Asisten autoridades civiles, militares, judiciales, religiosas, cofradías, delegaciones de colegios, seminaristas y fieles. Esta misa suele empezar entre las 09:30 y las 10:30 horas y a mitad de la misa, se lee el Evangelio y se explica el significado del Corpus Christi.
La procesión de santos y vírgenes inicia una vez terminada la misa, iniciando con la procesión del Santísimo Sacramento y concluyendo con la Virgen de la Inmaculada Concepción.
Una vez concluida la misa, se inicia la solemne procesión del Santísimo Sacramento, representado por la hostia consagrada que simboliza el cuerpo de Cristo. Los sacerdotes y párrocos, formando dos filas a los lados del Santísimo, precede la procesión, mientras el Arzobispo, de rodillas en señal de reverencia, encabeza la marcha. Este acto sagrado recorre toda la plaza de armas, dando inicio al grandioso pasacalle que reúne a todas las imágenes de santos y vírgenes, en un despliegue de devoción y tradición que envuelve a la ciudad de Cusco en un ambiente de profunda fe y celebración cultural.
San Antonio es el primer santo en iniciar la procesión del Corpus Christi en Cusco. Nacido en Egipto, desde niño fue devoto y piadoso, y a los 18 años, tras escuchar un pasaje del Evangelio, repartió su herencia entre los pobres y se retiró al desierto. Allí llevó una vida austera y de oración, resistiendo tentaciones. Murió a los 105 años el 17 de enero de 356.
San Antonio Abad, patrono del gremio de los porqueros, sigue siendo venerado en las procesiones del Corpus Christi. Su imagen, vestida con un traje en tonos fríos que cambia cada año, porta un báculo de plata, un libro, y lleva un cerdo como símbolo. Devotos, especialmente comerciantes de cerdos, adornan sus andas y lo acompañan con música de pututus y una banda. Delante de él, los "carguyoq" llevan la demanda, seguidos por mujeres con cirios encendidos, jóvenes con el banco para el descanso de la imagen, y numerosos feligreses de la parroquia de San Cristóbal.
San Jerónimo es el segundo santo en participar en la procesión del Corpus Christi en la plaza de armas. Nacido en Dalmacia de padres cristianos, fue bautizado en Roma y educado en Francia y Grecia. En Siria, llevó una vida solitaria y combatió las herejías con su elocuencia. Ordenado presbítero por San Paulino, obispo de Antioquía, fue llamado a Roma por el Papa Dámaso para escribir epístolas. Luego, se retiró a Palestina, donde fundó el monasterio de Santa Paula en Belén y tradujo la Biblia del hebreo al latín. San Jerónimo murió el 30 de septiembre del año 420.
En la procesión del Corpus Christi, San Jerónimo sigue a San Antonio Abad. Su imagen, traída de la parroquia de San Jerónimo, se caracteriza por su imponente figura, con un sombrero rojo y una túnica escarlata. Es el patrón de los teólogos, conocido también como “Doctor Máximo de la Iglesia”. La imagen lleva una pluma de oro y una iglesia sobre un libro con una llama de plata. La figura, esculpida por Luis Ramírez, es transportada sobre andas de roble por casi sesenta hombres. Acompañado por dos bandas de músicos, San Jerónimo marcha seguido por numerosos devotos y autoridades locales, todos portando velas encendidas y abriendo paso a esta venerada imagen.
San Cristóbal es el tercer santo en participar en la procesión del Corpus Christi en Cusco. De origen cananeo, fue un mártir cristiano que luchó contra los persas y luego predicó en Licia, donde convirtió a muchos con sus milagros. Capturado y torturado durante el reinado del emperador Decio, fue decapitado en el año 254. Su memoria se celebra el 25 de julio. La estatua de San Cristóbal, patrón del barrio del mismo nombre, es imponente y musculosa. Originalmente era tan grande que tuvo que ser cortada para entrar a los templos, esta imagen muestra al santo en actitud de cruzar un río con el Niño Jesús sobre su hombro izquierdo y apoyándose en un tronco.
Durante la procesión del Corpus Christi, San Cristóbal es llevado por sus devotos, incluyendo indígenas y autoridades del barrio. Acompañado por bandas de música tradicionales, la imagen avanza entre numerosos feligreses del barrio de San Cristóbal - Cusco. La imagen, una de las más pesadas, requiere un gran esfuerzo de los cargadores para transportarla, destacando la devoción y fuerza de la comunidad que la acompaña cada año.
San Sebastián, el cuarto en la procesión del Corpus Christi, fue un noble soldado muy querido por el emperador Diocleciano. Aunque era cristiano, usó su posición para ayudar a otros cristianos encarcelados. Descubierto por el emperador, fue atado a un árbol y azotado con flechas. Pensando que estaba muerto, lo dejaron, pero una mujer piadosa llamada Irene lo encontró vivo y lo curó. Finalmente, el emperador lo mandó a apalear hasta la muerte el 20 de enero del año 288. La imagen de San Sebastián, creada por Melchor Huamán en el siglo XVII, muestra al santo con cuatro flechas adornadas con piedras preciosas y atado a un árbol.
Durante la procesión del Corpus Christi, la imagen de San Sebastián, vestida con una túnica bordada, es llevada por varios cargadores desde su parroquia a cinco kilómetros de la ciudad. Es precedida por el sacerdote, autoridades locales y cofradías religiosas, y acompañada por numerosos feligreses. Una banda de músicos, compuesta por cholos e indígenas, sigue la procesión, tocando tambor, bombo y cornetas.
Santa Bárbara, la quinta en la procesión del Corpus Christi, fue una virgen y mártir de Nicomedia. Hija de Dióscoro, un noble idólatra, Bárbara se convirtió al cristianismo. Al enterarse de su devoción, su padre la encerró en una torre, pero su fe era tan fuerte que construyó tres ventanas en honor a la Santísima Trinidad. Al descubrir esto, su padre la torturó brutalmente para que renunciara a su fe. A pesar de las torturas, Bárbara se mantuvo firme. Finalmente, su propio padre la decapitó el 4 de diciembre del año 238 y fue castigado por un rayo del cielo.
Santa Bárbara en el Corpus Christi llega a la festividad desde el pueblo de Poroy, llevada por los robustos moradores del lugar. La imagen muestra a una mujer pálida y melancólica, llevando una capilla de plata en una mano y una rama en la otra. Aunque ya no figura en el santoral católico, sigue siendo venerada con devoción. Sus andas, adornadas con sedas y flores artificiales, son acompañadas por bandas de músicos, el cura, sacristanes con la Cruz Alta, autoridades locales, y numerosos feligreses. Los devotos, vestidos de poncho y chullo o trajes formales, se trasladan a pie desde Poroy para acompañar su imagen.
Santa Ana, es la sexta en la procesión del Corpus Christi, fue la madre de la Virgen María y esposa de San Joaquín. Natural de Belén y del linaje de David, vivió una vida dedicada a la oración y a las obras de caridad. Después de veinte años sin hijos, un ángel le anunció a San Joaquín que tendrían una hija, María, a quien criaron con gran amor y ofrecieron a Dios en el templo a los tres años. San Joaquín murió poco después, y Santa Ana vivió sus últimos días en oración.
Santa Ana viene desde su parroquia de su mismo nombre, en las alturas del Cusco, llevando en sus manos a la Virgen María. A pesar de lo severo de su rostro, tiene una expresión dulce. Santa Ana suele llevar una vestimenta con colores vivos y brillantes, participa en la procesión acompañada por numerosos feligreses, principalmente mujeres y niños vestidos de seda y percala. Tras la imagen, marcha una banda de músicos.
Santiago es el séptimo en la procesión del Corpus Christi. Conocido como el Apóstol Santiago el Mayor, fue hijo de Zebedeo y María Salomé. Al ser llamado por Jesús junto al mar de Galilea, lo siguió sin vacilar. Predicó el Evangelio en Jerusalén, Samaria, y España, donde la Virgen se le apareció en Zaragoza. Tras regresar a Jerusalén, fue martirizado por Herodes y su cuerpo trasladado a Galicia. Santiago es venerado como patrón de España y ha sido fundamental en sus guerras históricas.
Durante el Corpus Christi, la imagen de Santiago, montado en su caballo blanco y blandiendo una espada de plata, es especialmente adorada por los niños. Vestido con un sombrero con plumas, botas negras, chaqueta y pantalón de colores variados cada año, avanza con un gesto de desafío. Su caballo está sostenido por un moro en actitud de súplica. Santiago es acompañado por el cura de la parroquia, autoridades del distrito y numerosos feligreses.
San Blas, el octavo en la procesión del Corpus Christi, fue un obispo y mártir armenio conocido por sus grandes virtudes. Desde niño, mostró una fuerte devoción a Dios y fue nombrado Obispo de Sebaste en Armenia. Se retiró al monte Ageo, donde vivió en una cueva, curando a fieras y personas enfermas. Cuando el prefecto Agricolao lo encontró, San Blas se negó a adorar a los dioses paganos, por lo que fue encarcelado y torturado. Finalmente, fue decapitado el 3 de febrero del año 289.
La imagen de San Blas, una escultura de gran perfección, lo muestra bendiciendo con su mano derecha levantada. Viste un bonete y un báculo dorado, con una túnica escarlata y una barba oscura. Sus devotos, después de tomar suculentas meriendas y chicha de jora, lo llevan con gran entusiasmo. San Blas está rodeado de acólitos y monaguillos en ropas coloridas, añadiendo un toque pintoresco a la procesión. Le acompañan el cura, sacristanes, y autoridades locales, así como feligreses vestidos con vistosos ponchos y chullos. Las andas de San Blas están primorosamente talladas en madera de estilo cusqueño.
San Pedro, el noveno en la procesión del Corpus Christi en Cusco, fue príncipe de los Apóstoles y nació en Bethsaida. Hermano de San Andrés y originalmente pescador, fue llamado por Jesucristo para ser "pescador de hombres". San Pedro siguió a Cristo con alegría y, aunque negó a su Maestro, se arrepintió y se convirtió en líder de la Iglesia. Tras recibir al Espíritu Santo, predicó en Asia y, finalmente, en Roma, donde fue crucificado cabeza abajo por orden de Nerón en el año 68.
En la procesión cusqueña, San Pedro es representado como un anciano con rostro severo, portando un manojo de llaves de plata y una tiara de oropel. Aunque es la imagen con menos acompañantes, destacan sus seguidores. Le acompañan el párroco, sacristanes, devotos, y una banda de musicos. Numerosos niños también participan, llevando la banca para el descanso del santo. Las andas de San Pedro están finamente talladas en madera y bien conservadas.
San José, el décimo en la procesión del Corpus Christi, es el esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús. Descendiente del linaje del rey David, nació en Belén. Era un hombre justo y lleno de virtudes. Dios lo eligió para proteger y cuidar a Jesús y a María. Murió a los 69 años y, según la tradición, Jesús lo curó y los ángeles llevaron su alma al seno de Abraham. El Papa Pío IX proclamó a San José protector de la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870.
En la procesión, San José es representado llevando al Niño Jesús en una mano y un bastón en la otra. Suele vestir trajes en tonos oscuros o frios, y lleva una corona de plata. La imagen es acompañada por mujeres, varones y niños, como también por algunas enfermeras a los costados de San José y bandas de música durante la bajada y subida de la Virgen de Belén, ya que ambas imágenes proceden de la parroquia de Belén. Sus andas están compuestas de dos cuerpos: la parte superior con planchas de plata y la inferior de madera.
La Virgen de la Natividad, la onceava en la procesión del Corpus Christi, conmemora el nacimiento de la Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana tras 20 años de esterilidad. Esta imagen, una obra maestra del artista indio Juan Tomás del siglo XVII, fue encargada por el Obispo Mollinedo. Hecha de una sola pieza de madera, la escultura muestra a la Virgen con un rostro delicado y expresivo, llevando al Niño en brazos y con un ángel sosteniendo un parasol detrás.
Durante la procesión, la imagen es precedida por el cura y los sacristanes con la Cruz Alta, seguidos por la mayordomía y mujeres devotas en trajes típicos del Cusco, portando cirios y flores. Un grupo de mujeres en trajes de "indígena" cusqueño también participa, llevando estandartes alusivos a la Virgen. Los cargadores y numerosos feligreses del barrio de Almudena, junto con una banda de músicos, acompañan la imagen, mostrando su profunda devoción.
La Virgen de los Remedios, la duodécima en la procesión del Corpus Christi junto al Señor de los Temblores, ha sido objeto de profunda devoción en el pueblo cusqueño. Desde 1980, participa en la procesión con tandas de plata repujada, gracias al respaldo del Arzobispo del Cusco, Monseñor Luis Vallejos Santoni, y la priora del convento de Santa Catalina. La imagen, engalanada con coronas de oro y plata, anillos, aretes y un pectoral adornado con joyas, es acompañada por un ángel que porta un parasol, luciendo alas y botas de plata.
El párroco Contreras y Valverde, en sus relatos sobre el Cusco entre 1649 y 1650, describe cómo los fieles y devotos llenaban la capilla de la virgen con velas, flores y ofrendas, especialmente en días festivos y feriados.
La Virgen Purificada, treceava en la procesión del Corpus Christi, conmemora la purificación de nuestra Señora y la presentación de Jesús en el templo. Simeón profetizó sobre su destino al verlo en brazos de María, mientras Ana también lo reconoció como el Salvador. En memoria de este evento, la Iglesia Católica realiza una celebración que dura del 24 de enero al 10 de febrero, invitando a los fieles a llevar a Jesucristo consigo, simbolizado por la vela que la Virgen sostiene en su mano.
Proveniente de la parroquia y templo de San Pedro, la Virgen Purificada despliega su lujosa y artística hermosura, adornada con joyas como una corona de oro y un cetro Desde la época colonial, esta imagen ha sido la preferida de los fieles parroquianos. La procesión, encabezada por el cura y los sacristanes, cuenta con la participación de devotas portando ceras, cirios y estandartes.
La Virgen de Belén, catorceava en la procesión del Corpus Christi, parte de la Iglesia de Belen, acompañada por la imagen de San José. Esta virgen tiene gran prestigio por su bondad para realizar milagros, lo que le ha valido numerosos obsequios de los creyentes, convirtiéndola en la imagen más rica en joyas, hábitos, coronas y mantos. Sus andas, hechas de plata, son las más costosas y pesadas, haciendo que su conducción durante las procesiones sea un espectáculo debido al esfuerzo requerido.
Conocida también como "Mamacha Belén," la tradición sostiene que esta escultura fue un obsequio del emperador Carlos V de España. Una leyenda relata cómo el "selenque" ayudó a estabilizar las andas cuando se inclinaban peligrosamente sobre el puente de Belén, evitando un desastre que, según las creencias, podría haber destruido la ciudad de Cusco si la escultura se dañaba. Esta historia resalta la profunda fe y el sentido de protección que los cusqueños sienten hacia esta venerada imagen.
La Virgen Inmaculada Concepción, conocida como "La Linda de la Catedral," es la última en salir en la procesión del Corpus Christi, ocupando el quinto lugar. Esta hermosa escultura, venerada en la basílica catedral del Cusco, es la Patrona del Obispado del Cusco desde 1651. La imagen tiene las manos empalmadas y lleva una corona alta bañada en oro, junto con una aureola con 14 estrellas. Es la segunda en riqueza de joyas y mantos después de la Virgen de Belén. Sus andas, en forma de flor, están forradas con láminas de plata repujada y bellos adornos.
Tallada en cedro y ricamente policromada, la imagen es conocida por su bello rostro, apodada "La Linda" desde hace siglos. Se venera en su propia capilla en la Catedral del Cusco, frente al Señor de los Temblores. La Virgen Inmaculada Concepción tiene una gran cantidad de joyas, mantos y pedrería. Su festividad se celebra el 8 de diciembre, siendo la que cierra la procesión del Corpus Christi.
Al octavo día de la festividad del Corpus Christi en Cusco, se observa una gran congregación de devotos en la Plaza Mayor. Con gran devoción, los fieles se acercan a cada una de las imágenes que salen de la catedral para ofrecer sus oraciones y encender velas, en agradecimiento por los favores recibidos. Como en el día de la entrada, se han vuelto a instalar los puestos de venta en el área alrededor de la plaza de San Francisco, donde se pueden disfrutar de comidas y bebidas típicas.
Uno por uno, los santos y vírgenes salen de la catedral en el mismo orden que el día principal del Corpus Christi. Cada imagen es acompañada por quienes llevan las andas y los caballetes para el descanso de las imágenes, replicando el acompañamiento y la devoción del día de la entrada. Aunque la cantidad de fieles en la Plaza de Armas es menor que la semana anterior, el fervor y la devoción siguen siendo notables. Las imágenes recorren todo el perímetro de la Plaza Mayor antes de regresar a la catedral o a sus respectivas parroquias, culminando así la celebración anual del Corpus Christi.
Durante la festividad del Corpus Christi, se preparan y consumen alimentos tradicionales, frutas y bebidas típicas.
El Chiriuchu: Plato emblemático de estas fiestas, cuyo nombre significa "ají frío" o "picante frío". También conocido como llaqway-uchu, altar-uchu, merienda o merienday, su origen exacto es desconocido. Desde la época colonial, alrededor de 1700, se consumía un picante similar al chiriuchu actual. Este plato es una mezcla de varios ingredientes: pollo sancochado, chorizo de cerdo, queso tierno, qochayuyu, huevas de pescado (cau cau), tortillas de maíz con verduras, maíz tostado, trozos de cecina (ch’arki) y cuy al horno.
Chicharrones y T’oqtos: Aunque no son exclusivos del Corpus Christi, son tradicionales en las celebraciones de San Cristóbal y se pueden disfrutar durante todo el año.
¿POR QUÉ VIAJAR CON ANDINO PERU TOURS?
Nos esforzamos por brindar libertad en tus viajes, a través de un servicio especializado y de calidad que asegura una experiencia sin preocupaciones. Nos ocupamos completamente de la organización de tu viaje para que puedas disfrutar al máximo.
Nos enfocamos en crear experiencias inolvidables mediante un equipo experto y proveedores cuidadosamente seleccionados. Mantenemos grupos reducidos para garantizar un servicio excepcional y que aproveches al máximo cada recorrido.
Lunes a Viernes: 8:00 - 20:00
Sabados: 8:00 - 13:00
Domingos: Cerrado